Tiempo de grupo pequeño es precioso a mis ojos. Momentos en que un grupo de personas relativamente como de mente se reúnen con un propósito común son alentadores, el equipamiento y el empoderamiento. En momentos como estos, como las formas de piezas de grupo, se reflejan en lo que eleva, inspirador, y en buena medida, un reto.
Uno de ellos un grupo al que estoy conectado reflexionado recientemente fue: "¿Qué es la sabiduría, y cómo podemos alcanzarlo."
Hablamos de modelos de conducta en la vida; aquellos que exudaba lo que hemos observado que la sabiduría. Hablamos acerca de la fe, la humildad, la estabilidad de la personalidad y el carácter - entre otras cosas - en la caracterización de la sabiduría en una persona.
Pero dos grados definitorios Volví con.
Dos grados de sabiduría fueron las siguientes: 1) ser una persona que aprende - fundamentalmente abiertos a aprender la totalidad de nuestras vidas, y 2) ser un tomador de decisiones eficaz y astuto (que es un grado más difícil aspirar a que el primero).
La primera es el compromiso de ser ; el segundo, un compromiso de convertirse .
SER UNA PERSONA DE APRENDIZAJE
No es difícil ser una persona aprender si vamos a dejar que Dios se humilla a nosotros mismos en medio de la vida diaria. Se necesita un compromiso diario delante de Dios, para que el Señor sea verdaderamente soberano, de manera que podamos ver las oportunidades de aprendizaje a medida que se presentan. Ellos están a nuestro alrededor.
Si podemos ver que la vida es el campo de aprendizaje para la vida venidera, estudiaremos nuestras vidas y las vidas de los demás con nuevos ojos - y una fascinación. Queremos aprender de nuestros errores y de nuestros éxitos. También queremos replicar esas cosas en los demás que admiramos, sin caer en la consternación de la gente por las cosas que detestamos. Nos centramos en lo que se puede aprender. Es un hecho de serlo.
CONVERTIRSE EN UN FABRICANTE DE DECISIÓN DE VIGENCIA Y SAGAZ
Ajuste de la mirada en algo que todos podemos crecer en un buen plan. Todos podemos ser mejores, más eficaces y responsables de tomar decisiones astutas. Esto, de nuevo, se trata de ser entregado en el momento delante de Dios, con un peso de la información conocida antes que nosotros, y la implementación de las mejores ideas con la mejor de las intenciones, con el compromiso de vigilar la decisión tomada. La fe nos permite confiar en la decisión suficiente para verlo prosperar o fracasar. La humildad nos permite volver a la decisión y hacer más decisiones sin ser anclada, necesariamente, a la decisión inicial.
lunes, 28 de abril de 2014
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